Bautismo en Aguas
Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados. De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con Cristo y que han sido resucitados con Él para andar en nueva vida.
Mateo 28:19, Marcos 16:16, Hechos 10:47-48, Romanos 6:4
La Santa Comunión
La Cena del Señor, que consiste en la participación de las especies eucarísticas–el pan y el fruto de la vid–es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios 11:26); y una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y un mandato para todos los creyentes ¡hasta que él venga!
El Bautismo del Espíritu Santo
Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio. Lucas 24:49, Hechos 1:4, Hechos 1:8
1 Corintios 12:1-31
Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella. Hechos 8:12-17, Hechos 10:44-46, Hechos 11:14-16, Hechos 15:7-9
Con el bautismo en el Espíritu Santo, el creyente recibe experiencias como la de ser lleno del Espíritu, Juan 7:37–39, una reverencia más profunda para Dios, Hechos 2:43
Una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra, Hechos 2:42
y un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos, Marcos 16:20